Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido

Hoy, día 26 de abril, se trata de una fecha muy señalada en nuestro calendario: nada menos que el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. El sonido del tráfico, llamadas telefónicas, asistentes de voz… Realmente nuestro día a día está plagado de pequeños y grandes estímulos sonoros que a pesar de que nos creamos acostumbrados a ellos, en realidad tienen un fuerte impacto en nuestro organismo.

En este sentido, en un momento en el que los núcleos urbanos y, por ende, la sociedad entera lleva a un ritmo vertiginoso, la contaminación acústica se ha convertido en uno de los principales problemas que aquejan a la población. Desde dificultades respiratorias hasta el desarrollo de cuadros depresivos, una exposición constante a niveles de ruido superiores a los límites recomendados ocasiona efectos negativos e irreversibles en la salud de manera física y psicológica.

Sin embargo, una frase como la anterior no tiene ningún tipo de impacto si no se le pone un nombre y apellido. Y es que en realidad, España está considerado como uno de los países más ruidosos del mundo, con alrededor de 1.000 muertes anuales a causa de la contaminación acústica, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.

No por nada, y de manera irónica se le conoce al fenómeno anterior como el asesino silencioso, precisamente por la escasa concienciación que a día de hoy todavía persiste en relación a esta problemática.

Lejos de la implementación de metodologías meramente cuantitativas, en Global Sound Lab apostamos por una forma de atajar el problema de la contaminación acústica con un enfoque radicalmente distinto. En otras palabras, abandonar la tiranía del decibelio para poner en el centro de las políticas urbanísticas al ciudadano.

Sin embargo, lo cierto es que a día de hoy, en un momento en el que prácticamente el 60% de la población mundial vive en núcleos urbanos, las soluciones que pasan por instalar sonómetros se tratan de metodologías poco realistas al mismo tiempo que insolventes. Dicho de otro modo, la clave se encuentra en tratar todos estos ruidos (casi inevitables) no como un mero residuo, sino como un auténtico recurso a nivel urbanístico.

De esta forma, el punto de partida no puede vincularse en ningún caso con una cifra, sino con un activo mucho más inteligible para el ciudadano. Así, distintas técnicas de carácter cualitativo como los denominados focus groups y entrevistas en profundidad permitirán traducir en hechos en lugar de cifras cuáles son los verdaderos motivos de preocupación de cada uno de los individuos.

En definitiva, no se trata de otra cosa que de poner en valor la gran influencia que tiene el sonido en el bienestar y la salud de la ciudadanía como elemento transformador y palanca de cambio.

Cada ciudad, lugar o espacio tiene una combinación de sonidos igual de único que una firma. ¿A qué suena tu entorno?

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