¿Eres capaz de resistirte a estos sonidos?

Numerosos estudios apuntan al crujir de los alimentos como uno de los factores de la popularidad de los mismos

Pese a que el crujir de unas patatas fritas o el burbujeo de una bebida carbonatada nos resulten sonidos cotidianos y familiares, la verdad es que existe una ciencia entera tras ellos. Y es que los sonidos anteriores u otros similares como el característico ‘clack’ al morder un bombón helado han sido creados de manera artificial por expertos tras una larga investigación.

Sin embargo, el antecedente natural de toda esta teoría del sonido de los alimentos lo encontramos en las manzanas. El particular sonido al masticar una manzana se debe a la explosión de diminutas bolsas de agua que conforman las células de la fruta al ser mordidas. Precisamente, el sonido que producen las manzanas ha sido el punto de partida a la hora de elaborar el singular crujido de muchos de los alimentos que consumimos de manera diaria.

De este modo, el efecto que se produce al morder una patata frita es muy similar: miles de células creadas de forma artificial y llenas de aire revientan ante la presión que ejercen los dientes. Pero, ¿por qué iban a invertir los científicos y expertos en marketing tanto esfuerzo en imitar un simple sonido? La respuesta está en la satisfacción que produce en los consumidores.

Lo cierto es que nuestro cerebro percibe el hecho de comer una bolsa de patatas fritas, por ejemplo, como una experiencia multisensorial. Así, y pese a lo que pueda parecer, los creativos y el personal de marketing y branding de las empresas de aperitivos invierten muchos más recursos en explorar factores relacionados con el sonido y el marketing sensorial y experiencial que en renovar los aspectos visuales de su marca.

No obstante, estos profesionales no solo se vuelcan en el producto en sí, sino también en el envasado. En este sentido, el sonido (o más bien ruido) que generan las bolsas de este tipo de alimentos es un elemento minuciosamente estudiado por expertos en marketing. De este modo, diversos estudios afirman que el ruido del envase es un factor clave en la experiencia del consumidor, que deduce que la comida que contiene es más crujiente, fresca y por tanto de mayor calidad.

Para acabar, os dejamos con un vídeo del crujir de las patatas fritas para que comprobéis si efectivamente sois capaces de resistiros a este tipo de sonidos, tal y como preguntábamos en el título.

En Global Sound Lab te animamos a adentrarte en este universo tan inexplorado

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