El sonido y la experiencia de usuario

Todos los días desde que nos levantamos estamos inmersos en el sonido… Somos lo que escuchamos. La alarma que nos despierta, el ruido de los vehículos y el tráfico, los frecuentes pitidos de las alertas, el sutil zumbido del aire acondicionado… Todos ellos suman un sinfín de sonidos que nos rodean y que a menudo desconocemos. Pero la verdad es que estos sonidos tienen la enorme capacidad de afectar a nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento y nuestra percepción final de las experiencias.

Ahora piensa en todas las nuevas tecnologías que han surgido en los últimos años, productos totalmente nuevos que se han convertido o se convertirán pronto en algo habitual. Los vehículos eléctricos, los coches autónomos, los asistentes de voz y una amplia gama de dispositivos conectados han empezado a introducir nuevos sonidos (y nuevas personalidades) en la banda sonora de nuestras vidas.

A medida que la tecnología sigue evolucionando más allá de la dependencia de las pantallas y los elementos visuales, es fundamental que estos nuevos productos y experiencias tengan en cuenta el sonido desde su creación. Cuando el diseño del sonido se tiene en cuenta en las primeras fases del desarrollo de un nuevo producto o experiencia, puede hacer que ésta sea más rica y sencilla.

Todos conocemos el poder emocional que tiene la música en nosotros -pensemos en cómo la canción adecuada en el momento adecuado puede transportarnos a un momento o lugar determinado-, pero los superpoderes del sonido se pasan por alto habitualmente. El sonido es el primer sentido al que los seres humanos respondemos, unos 30 milisegundos más rápido que los tiempos de reacción a los elementos visuales. Y cuando se utiliza con eficacia, las investigaciones de Global Sound Lab han demostrado que el sonido acorta incluso las curvas de aprendizaje de los productos en un 28%.

Cuando el sonido no es una prioridad, cuando se descuida, los efectos adversos en la experiencia final pueden ser inmediatos y reales. De hecho, el ruido desagradable se ha relacionado con el estrés mental y físico, incluyendo la ansiedad y el aumento de la presión arterial y el ritmo cardiaco.

Todos podemos señalar acciones comunes en las que el sonido resta valor a una experiencia: el tubo de escape de motocicletas en la ciudad, el calentador de leche en las máquinas de café de los bares, el ruidoso traqueteo de la lavadora o ese incesante pitido que nos recuerda que debemos ponernos el cinturón de seguridad en el coche. Este tipo de sonidos molestos (algunos incluso innecesarios) que a veces se denominan como basura sónica, no aportan ningún valor a la interacción y pueden hacer que la gente se desconecte o trate de evitar por completo la experiencia.

A lo largo de los años, Global Sound Lab se ha esforzado por descubrir cómo el sonido puede ser la herramienta de diseño más consciente que los diseñadores industriales y de productos pueden utilizar para apoyar las experiencias que están creando. A través de nuestra investigación en el campo de la neurociencia con nuestro partner Neurologyca descubrimos que el atractivo emocional subconsciente de un sonido está correlacionado en un 86% con nuestro deseo consciente de participar o evitar una experiencia determinada. Esto significa que cualquier uso del sonido -estratégico o no- afectará a las acciones de tus usuarios y de los consumidores en general.

Así que teniendo esto en cuenta, ¿cómo se pueden empezar a utilizar los poderes del sonido para el bien?

1.- Definir la personalidad a través del sonido

En cuanto a se pone sonido en una máquina, ésta tiene una personalidad inherente. A lo largo de los años, Hollywood ha dotado a las máquinas y a los robots de todo tipo de personalidades, lo que puede ser incluso un punto de partida para el diseño sonoro.

Especialmente en el caso de las nuevas tecnologías, el sonido puede utilizarse para humanizar las interacciones y personificar las experiencias digitales y físicas.

2.- Transmitir el mensaje correcto

Tan importante como la personalidad de tus sonidos es lo que intentan transmitir. Piensa en cosas como los gestos y la tonalidad y empieza a preguntarte: ¿qué tipo de sonidos pueden connotar el éxito? ¿Qué tipo de sonidos podrían connotar el fracaso o la necesidad de volver a intentarlo?

En esta nueva era de productos y experiencias, el sonido adecuado en el momento adecuado podrá transmitir un mensaje de forma más rápida, intuitiva y, lo que es más importante, más emotiva.

3.- El sonido de la seguridad

A medida que se introducen las tecnologías emergentes a los consumidores, el sonido también puede aprovecharse para transmitir eficazmente la seguridad, ya sea con alertas o alarmas cuidadosamente diseñadas, o con señales más emocionales (incluso musicales) para crear una sensación de confort y calma que infunda confianza.

En algunos de nuestros trabajos anteriores en Global Sound Lab, un punto de inspiración común son las señales sonoras que apoyan la experiencia del tranvía de Bilbao. Lo que al principio suena como un simpático jingle específico de tu estación de origen, con el tiempo se convierte en una señal casi subconsciente de que has llegado bien a casa. Con un solo sonido, un sistema de transporte amplio y complejo puede dotar de personalidad a la experiencia, a la vez que resulta más intuitivo y accesible.

Por eso, ten siempre en cuenta la urgencia de tu mensaje y la acción preferida por el usuario. Pregúntate qué relación quieres que se establezca en la experiencia con el usuario y cómo deben sentirse exactamente al percibirla. No todas las alertas tienen que ser alarmantes.

En lugar de dejar el sonido como algo secundario, los diseñadores tienen la oportunidad de utilizarlo como un componente integral para definir esta próxima era de productos y experiencias. Los riesgos de un mal uso del sonido -que perjudica la fidelidad y el compromiso del consumidor- también apuntan a la oportunidad de que el sonido tenga un impacto en la experiencia final y el diseño.

Cuando se incluye en el proceso de diseño más amplio, el sonido se funde y puede parecer uno con su entorno. No se percibe como un componente separado, sino que se nota su impacto y la consecuencia directa se traduce en una verdadera ventaja competitiva, una mayor y mejor experiencia multi-sensorial integral aumentando así la propuesta de valor de cualquier producto o servicio.

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¿Eres capaz de resistirte a estos sonidos?